jueves, 19 de octubre de 2006

Estado de una cercha de comienzos del siglo XX ante su demolición parcial

PREGUNTA
Se solicita la inspección de una nave con estructura de madera que va a demoler parcialmente para despejar las dudas sobre la estabilidad lateral de la cubierta, puesto que van a desaparecer determinados elementos del sistema de arriostramiento al demolerse varias secciones completas del entramado.
El objeto de la inspección es determinar si existen o no razones para dudar de la viabilidad de la estructura, una vez eliminados los elementos de arriostramiento citados.


RESPUESTA
El entramado, corresponde al tipo de configuraciones estructurales habituales en la ingeniería española desde mediados del siglo XIX. Pudiera datarse, a falta de datos documentales, entre finales del s. XIX y principios del XX y debe considerarse un excelente ejemplo de arqueología industrial, con valor desde el punto de vista del patrimonio histórico, por lo que es deseable el mantenimiento del entramado en su configuración original, y en estado de servicio.
Sin entrar en el dimensionamiento de las barras resulta claro que la configuración estructural general, así como las condiciones de su ejecución (ensambles, nudos...) son muy adecuados  dentro de buena práctica constructiva. Se trata de cerchas trianguladas, en las que aparecen puentes y continuidad de pares y tirantes, lo que aporta diferentes situaciones de hiperestatismo.
El sistema de estabilidad lateral, se materializa mediante tres planos de riostras. La riostras se unen entre sí mediante zoquete o presilla, resultando elementos susceptibles de funcionar tanto en tracción, como en compresión hasta unos niveles apreciables. Cada par de cerchas constituye una estructura completamente auto estable, por mínimo que sea el clavado o atornillado del encuentro correas-par-egión.
Por otra parte, el sistema de correas es muy optimizado: se alternan secuencialmente dos gruesos de tablón diferentes. Los tablones más delgados (pasantes), servirían de atado horizontal y los de mayor grueso de transmisión de esfuerzos verticales. Es posible, por tanto, eliminar franjas completas de estructura.
Parece muy claro que la estructura, en su conjunto, tiene una importante reserva mecánica para la absorción de empujes laterales o para evitar cualquier caso de colapso  desproporcionado.
No se detecta ningún desplazamiento relevante salvo algunas flechas menores del correaje en el plano de faldón (debidos quizás a la extrema esbeltez lateral de la mitad de las correas).
No se localizan indicios visuales de ninguna degradación de la madera. 
La oxidación de los herrajes no parece importante.
Por todo lo dicho se recomiendapara la intervención que se propone.
En principio cabría la posibilidad de no tomar otra precaución que un desmantelamiento cuidadoso de la serie correspondiente de correas, serrando la cabeza que entrega en la cercha que se prevé conservar, y manteniendo dicha cabeza en su sitio. 
Cada dos cerchas consecutivas pueden considerarse completamente autoestables, no obstante, como precaución adicional, se recomienda el refuerzo del apoyo de las correas de la última cercha que haya de conservarse, mediante el alojamiento de una escuadra a la cara opuesta de todos y cada uno de los egiones. La escuadra, llevaría una cara al par, y la opuesta a la cara de la correa correspondiente.
Complementariamente, sería muy recomendable que se repintaran los herrajes de la estructura con una pintura específica de restauración capaz de reaccionar químicamente con la capa de óxido, paralizando su desarrollo.
En principio, la madera puede dejarse como está. Si se va intervenir sobre ella a nivel de acabado, sería deseable aprovechar dicha coyuntura para realizar una inspección más detallada de determinados puntos (típicamente, las entregas empotradas el muro, posibles goteras aisladas …).
En cualquier caso, se recuerda la relevancia de que la pintura de acabado que se aplique, tenga la máxima permeabilidad al aire posible. mn@enmadera.info










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